Las principales características que estudiosos como Goleman o Boyatzis han detallado sobre el tema nos ofrecen una serie de rasgos comunes a los líderes: Visión, iniciativa, automotivación, servicio, empatía, creatividad, exigencia, capacidad para guiar, delegar, hacer equipo, asumir riesgos, superación…
Liderazgo orquestal
Sobre los estilos de liderazgo resonante o disonante y las figuras referentes de la dirección orquestal que los representan podría nombrar entre muchos el liderazgo autoritario de Karajan, el carismático de Bernstein, el democrático de Dudamel o el visionario de Maazel, la historia nos ha dejado un inmenso legado de estilos y de formas de resolver al más alto nivel intelectual la gestión de equipos orquestal.
Dentro de todas las características de liderazgo anteriormente mencionadas, a mi modo de ver asumidas y superadas por el director de orquesta actual, me llama la atención la capacidad de servicio y la “empatía total”, esa capacidad única para mostrar el camino a seguir dentro del proyecto de negocio que sería metafóricamente la partitura de una obra musical con la singularidad de no decir una sola palabra, en total silencio.
Así es, el liderazgo orquestal es el único que tiene lugar en absoluto silencio. En el transcurso de un concierto, que previamente se ha ensayado varias veces, (por supuesto en los ensayos se hablan y comentan aspectos de mejora, pero todos deben llegar con su parte bien aprendida), todo ocurre de forma efímera e irrepetible, la música fluye desde el profundo silencio interior de director y músicos, con la conexión de la mirada y la expresión corporal, en tiempo real, sin posibilidad de retroceso, dando lugar a un espectáculo único donde pueden verse involucradas fácilmente 200 personas entre los músicos de la orquesta, coro y cantantes (en el caso de ópera y zarzuela). Y todo ello se dirige en silencio, dando lugar a un nuevo tipo de liderazgo creativo, donde la escucha activa toma las riendas y es capaz de hacer conectarse a un equipo multidisciplinar con participantes de diferentes edades y perfiles, y hacer que todo este equipo se conecte a su vez con el público presente, situado a las espaldas del Director, un liderazgo consciente y coach o mindful leadership, donde el foco está puesto plenamente en el aquí y ahora.
Puede ocurrir, y provoca más asombro aún, que un director de orquesta sea más joven que los miembros veteranos de la misma, especialistas en distintos instrumentos, con poder incluso para protestar (quejarse al gerente y provocar la expulsión) a aquél que, subido en el podio, representa aparentemente el poder.
Cuando resuena el propósito…
Al servicio de la música, de la partitura y de los deseos de un compositor que posiblemente la escribiera hace siglos, doscientas personas se embarcan y reman en la misma dirección con la principal finalidad estética de la búsqueda de la belleza.
En la música se une el ritmo, que es pura gestión del tiempo, que favorece la motivación, con la armonía, que empuja al equilibrio anímico y la estructura más racional, y la melodía, como muestra cumbre de la expresión de las emociones, capaz de inspirar y hacer resonar las emociones en quien la escucha. Razón y emoción dadas la mano al unísono en tiempo presente. Esto podría sorprender a cualquier extraterrestre que nos visitara.
Las emociones que los músicos, inspirados por el Director, nos transmiten, lo que sentimos al escuchar una obra musical, se experimenta de forma similar en todas las personas que lo escuchan, y este estado favorece la regulación emocional y la reducción del estrés en el público, acercándonos al concepto de focus (foco atencional) o mindfulness (consciencia plena).
Este mindful leader, el director de orquesta, autocrítico, autoconsciente y enfocado en el presente, capaz de gestionar crisis constantes sobre la marcha y salir glorioso de ellas, es capaz de mantener en un silencio que corta el aire al final de una obra musical, a 2000 personas que conforman el público, sosteniendo el silencio o el calderón con el que terminan muchas de las partituras (un signo musical que nos indica la permanencia ilimitada en ese sonido o silencio, a voluntad del director o intérprete) y es capaz de gestionar esta extraña situación, sólo manteniendo los brazos en alto, mientras un enorme mar fenomenológico desborda la sala, el auditorio y nuestras mentes, hasta que su caída de brazos invita al aplauso final.
Analizar con detalle los elementos y las claves de liderazgo que la música clásica nos ofrece, puede ayudar a desarrollar competencias de mindful leader a los CEO’s, conectar a través de una profunda escucha activa con las necesidades de los equipos, ser capaces de inspirar desde el ejemplo y hacer resonar las fortalezas individuales de cada miembro, acompañando con visión intuitiva el desarrollo del máximo potencial de cada uno, siendo capaces de con-mover hacia el mejor de los objetivos comunes.
Música y silencio, silencio y música, tomen asiento…