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El aburrimiento: una rutina para la creatividad

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20 abril 2023
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El aburrimiento es necesario para… pensar un poco más.

En esta era que nos ha tocado vivir, la libertad de elección y la oferta de actividades son probablemente muy superiores a las que tuvieron nuestros antepasados: parece que vivir intensamente es posible; y, aburrirse, evitable. El aburrimiento se hace algo tremendamente desagradable que debe evitarse a toda costa: no aburrirse se presenta como una cuestión de supervivencia. Sin embargo, esta huida hacia delante no siempre garantiza que no se produzca ese aburrimiento o sensación de hastío o de que nada es suficiente o de que nada llena. Y, cuidado; este tipo de aburrimiento tóxico y prolongado puede ser el primer paso hacia la desesperación.

Sin embargo, si analizamos la vida de los grandes inventores de la Humanidad, (Leonardo Da Vinci, Juan de la Cierva y Codorníu, Leonardo Torres Quevedo, Isaac Peral, Lars Magnus Ericsson, Alexander Fleming, Alexander Graham Bell, Thomas Alva Edison, Benjamin Franklin, Ferdinand von Zeppelin, Samuel Colt, Humberto Fernández Morán, Alfred Nobel,…) nos llamaría fuertemente la atención el hecho de que, en general, nada destaca en la apacibilidad y rutina de sus afanosas existencias (eso sí, todos eran muy trabajadores). Sin embargo, además de trabajar, estos genios sabían aburrirse, (por eso eran genios); practicaban un tipo especial de aburrimiento, el buscado o encontrado, aquel que se obtiene como recompensa después de periodos de trabajo incansable y agotamiento existencial. Cuando no hacer nada y ser consciente de ello es un lujo. Este aburrimiento permite encontrarse con uno mismo y es necesario, imprescindible para recargar la energía vital y poder volver a la acción con energía renovada y sabiendo para qué y por qué se actúa.

Cuestión muy distinta es que el aburrimiento se apodere de nosotros hasta convertirnos en personas aburridas, sin nada que aportar a los demás, sin entusiasmo ni alegría, sin intercambio, simples seres grises que contemplan la vida pasar sin involucrarse ni desplegar energía creativa. Decía Voltaire que “conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor”. Ese tipo de aburrimiento es mortal (y de ahí vendrá la expresión…) y contrario a las fuerzas necesarias para la creatividad. Estas personas funcionan como verdaderos agujeros negros y son altamente indeseables.

Y para terminar, una nota frívola: como expresó Oscar Wilde, “la gente es tan sólo encantadora o aburrida”. Decidamos dónde queremos estar.

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